Porque mi ser necesita,
para seguir su camino,
algún cambio en el destino
bajo el que llora y se agita.
¡Una pasión infinita,
y que cumpliendo mi anhelo
algo que acabe mi duelo,
al abatir mi amargura
me deje el alma tan pura
como un pedazo de cielo...!
RUBÉN MARTÍNEZ
viernes, 27 de marzo de 2009
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